Las visitas insólitas de Philomène #3: Candelaria y canto de trigo
Pequeñas alegrías gourmet
¡Una vez al año no hace daño, hoy por supuesto mi visita es insólita pero sobre todo gastronómica!
Hay una fecha que se debe marcar con un rotulador rojo en su agenda:
¡El 2 de febrero! ¡Entonces, en efecto supongo que muchos de ustedes se preguntan qué fecha es!
Dos indicios: Es una de las pequeñas alegrías del invierno y un montón de recuerdos de la infancia que resurgen.
¿Todavía no lo ve?
Me refiero a la CANDELARIA.
Este día tan apreciado por los golosos, pequeños o grandes, donde la tradición nos exige que comamos crepes. ¡Sí, la tradición a veces tiene algo bueno!
Fiesta religiosa para unos, de origen pagano para otros, todavía fue rodeada de muchas supersticiones en la época de nuestros bisabuelos y se decía que en la Candelaria para que el año próximo sea próspero en cada casa, se debía hacer crepes sin olvidarse de hacer saltar la primera con la mano derecha, un dinero en la mano izquierda. ¡Una desgracia para las personas torpes que veían la prosperidad alejarse cuando el precioso disco tocaba el suelo!
Entonces, si hoy las supersticiones han desaparecido, los crepes, por nuestra gran felicidad, están siempre presentes.
¡Y créeme, tengo la intención de seguir la tradición de nuevo este año!
La granja de Gros Buisson
Entonces estoy de camino a la granja de Gros Buisson en Saint-Epain, hermoso pequeño pueblo situado a pocos kilómetros de Saint-Maure de Touraine. En el camino, paso por las increíbles ruinas del castillo de Montgoger.
¿Pero por qué me diría y qué tienen que ver los crepes?
La respuesta es muy sencilla:
La harina fresca y la molinería artesanal.
Porque, en efecto, es en la granja de Gros Buisson en Verónica Léger donde encontraré harina recién molida.
Pascal y Verónica Léger son cerealistas en Saint-Epain desde hace más de 25 años. Poseen 110 hectáreas de tierra en las que se producen trigo duro y blando, cebada, colza, girasol, avena, trébol y alfalfa. Se han diversificado produciendo azafrán en los últimos años. Presentan una agricultura campesina razonada y para producir utilizan las técnicas de la agricultura de conservación (del suelo). Sobre el terreno, Véronique me explica la importancia de la rotación de los cultivos para no empobrecer el suelo. Luego me habla de la cubierta vegetal, que consiste en cultivar plantas «compañeras», sobre todo legumbres, que permitirán enriquecer el suelo con nitrógeno, limitar la proliferación de las malas hierbas y crear confusión de los predadores.
Y de su preciosa cosecha de trigo, cada año, aproximadamente 10 toneladas serán conservadas en la granja para ser transformadas en el lugar en harina fresca o en preparaciones saladas o azucaradas por Véronique que decidió en 2011 dedicarse a la molinería artesanal.
Su molino de Tirol de pedernal le permite producir 70 kg de harina por hora. Harinas completas, semicompletas o blancas que recién molidas conservan todos sus valores nutricionales y gustativos. Lo que los convierte en productos de excelencia. Ahora puede entender por qué quería ir a la granja de Gros Buisson. Para hacer buenos crepes, se utilizan huevos frescos, ¿por qué no harina fresca?
Al salir del molino, continuo mi visita acompañada de Véronique que me abre las puertas de su bonita tienda. ¡La cueva de Alí Babá de la pastelería casera! ¡Placer de los ojos y las papilas garantizados!
Bolsitas de harina fresca, preparaciones saladas o azucaradas, aceites (de la aceitería Délices de Champs), galletas, mermeladas (de Mille et unes Confitures), botes de miel y azafrán cuidadosamente alineados. Es casi toda el terroir que se encuentra en las secciones de la pequeña tienda.
Terroir en el camino
Un frasco llama mi atención. Leo en la etiqueta «jarabe de azafrán». Es el jarabe que Verónica utiliza para preparar su aperitivo casero «el safrandisiaque», el que sirve a las suertes participantes de los paseos con enigmas cada jueves a partir de junio. Paseos con enigmas, tipo Escape Game, pero al aire libre, que llevan pequeños y grandes por los caminos bucólicos de la propiedad para descubrir el patrimonio local, los productos del terroir y del oficio de agricultor y se terminan golosamente con una merienda o un aperitivo.
Estos paseos de enigmas, fuera de las rutas habituales y al margen del circuito de los castillos del Loira, ofrecen la oportunidad de descubrir el terroir y las personas que lo hacen vivir. Son también momentos privilegiados para Pascal y Véronique, que disfrutan igualmente de poder compartir su pasión e intercambiar sobre sus métodos de trabajo. Por otra parte, cada año reciben con entusiasmo en abril, durante las puertas abiertas «Bienvenidos a la granja», a un público cada vez más numeroso.
Yo también, seguro, volveré a visitar a Veronique en la primavera. Aprovecharé para descubrir el valle del Courtineau a pocos kilómetros de distancia y pasear por las bonitas callejuelas de Crissay-sur-Manse, uno de los más bellos pueblos de Francia.
¡Mientras tanto, dejo la granja de Gros Buisson con la preciada llave, una bolsita de harina completa, serena en cuanto al éxito de mis crepes cruzándose los dedos para que la primera de la serie no toque el suelo!
My B
Informaciones
Chant de Blé
Véronique et Pascal Léger
Ferme du Gros Buisson
Route de Thilouze
37 800 Saint-Epain
06 47 70 47 11 / 02 47 65 81 49
www.chantdeble.fr
