El río Indre en bicicleta
No importa si está de vacaciones por la zona, realizando un trayecto en bicicleta o de excursión durante el día, l’Indre à vélo le ofrece la posibilidad de atravesar pueblos típicos y descubrir paisajes bucólicos. Con 13 tramos de nivel de dificultad «fácil» y «muy fácil», la ruta del río Indre en bicicleta es apta para todo el mundo.
En el itinerario de la ruta del río Indre en bicicleta, encontrará diferentes edificios históricos y una selección de etapas llenas de encanto durante su estancia.
El castillo de Azay-le-Rideau, construido en el corazón de Turena, ofrece todo el encanto del Renacimiento. Maravilla de la arquitectura del siglo XVI, se erige sobre una isla perfilada por el río Indre y se encuentra rodeado por un parque romántico del siglo XIX. Refinamiento, elegancia y gracia caracterizan a esta construcción, continuamente embellecida gracias a la restauración de sus jardines paisajísticos. Una joya del valle del Loira.
La fortaleza de Montbazon, feudo del terrible conde de Anjou, Foulques Nerra, domina el valle del Indre y la ciudad de Montbazon desde lo alto de su espolón rocoso. Representa una de nuestras construcciones militares más antiguas. Todavía albergando el torreón más antiguo de Francia, que sigue en pie, su historia se extiende desde finales del siglo X hasta finales del siglo XV. En este paraje se desarrollan actividades que permiten dar un salto en el tiempo y descubrir máquinas de guerra, arbalestas y salas de tortura.
La ciudad real de Loches está formada por dos elementos. El Torreón, obra maestra de la arquitectura militar de la Edad Media, construido por Foulques Nerra a principios del siglo XI. Es uno de los torreones más grandes y viejos de Europa que se conservan en la actualidad. Cerca de él se sitúa la Casa Real, joya del Renacimiento francés y de la historia de Francia. Su fachada abierta a la terraza domina la ciudad de Loches. Esta morada fue una de las primeras residencias de lujo de los Reyes de Francia en el Valle del Loira. Ha albergado a grandes damas de la historia, como Juana de Arco, Agnès Sorel y Ana de Bretaña.
El castillo de Chenonceau franquea el río, cuyas aguas reflejan la belleza única de su arquitectura renacentista y lo convierten en una de las joyas del Valle del Loira. Propiedad de la Corona y, posteriormente, residencia real, fue construido en 1513 por Katherine de Briçonnet y decorado sucesivamente por Diana de Poitiers y Catalina de Medicis. Chenonceau se salvó de las inclemencias de la Revolución gracias a otra dama, la señora Dupin. De ahí su otro nombre, el «Castillo de las Damas». Esta huella femenina está presente por doquier, lo preservó de conflictos y guerras y lo convirtió en un lugar de paz. Una extraordinaria colección de pinturas de grandes maestros y una serie de tapicerías de Flandes animan la visita del castillo, sin olvidarnos de sus extraordinarios jardines, su parque y su terreno vitícola.
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